Obenkún se abre en una pequeña pared cercana al Pico de Bitigarra
(1.156 metros) que asoma sobre el valle de Arana, mirando al pueblo de San
Vicente Arana. Cercana a la Ermita de Santa Teodosia, donde existe un árbol
singular de gran porte. La entrada actual de la cueva es un estrecho tubo
rocoso que desciende en pendiente y cuyo suelo está cubierto de hoja y
detritus. No es la primitiva. La original estuvo formada por
una cavidad de 5 metros que daba acceso directo a la primera sala. La entrada
actual se formó por desplazamiento
masivo y lento por gravedad de formaciones arcillosas y piedras, y se
fue cerrando poco a poco hasta reducirse a la dimensión actual.
Obenkún tiene un desarrollo de 178 metros con un desnivel de 15
metros mayormente por una sima que contiene a mitad de su recorrido. La cavidad
es casi lineal, discurre en su gran parte con techo bajo y arcilla rojiza en su
suelo. Se abren varias salas (tres) a lo largo de la misma con múltiples
formaciones, sobre todo pequeños macarrones blancos, delicados, con los que hay
que tener sumo cuidado para no dañarlos. En la primera sala (donde se
encontraron restos funerarios prehistóricos que luego referenciaré) y sobre
todo en la segunda (a la que se accede a través de dos pequeñas vías que se
abren en un pequeño pasillo) y tercera, se puede disfrutar de una importante
cantidad de oseras y de marcas de arañazos de “ursus spelaeus” (oso de las
cavernas) de gran belleza y en muy buenas condiciones, ya que las paredes
arcillosas presentaron un inmejorable lienzo sobre el que se marcaron sus
huellas. Sobra decir que no se deben tocar para no dañar tan impresionante
espectáculo.
De la entrada en tubo descendente entre hojarasca se accede a la
primera sala, donde se hallaron los restos que califican esta cavidad como
cueva sepulcral. A ella accede a través de un pequeño orificio (restos de lo
que fue la entrada primitiva) un haz de luz, y cerca del mismo se puede ver una
primera osera. En el suelo aún se ve algún resto óseo colmatado. Continuando,
con techo bajo, y a través de un pasillo con doble opción, girando a la
izquierda se accede a una segunda sala con formaciones en techo y suelo (las
menos). En su final hay un buen número de oseras y zarpazos. Volviendo sobre
nuestros pasos y avanzando al interior por otro pasillo más amplio y entre caos
de rocas, bajo las cuales (mucho ojo) está la sima, accedemos a otra sala, la
tercera. A la izquierda un pequeño pozo con gour y formaciones muy bellas, y a
la derecha más adelante, la sala abre un ramal ancho con más oseras. La cavidad
continúa entre barro y techo bajo hasta colmatar. En el bar Obenkún de San
Vicente de Arana, a mano alzada realice una topografía de lo que me quedo en
recuerdo tras la visita, marcando las oseras, que adjunto en imagen, junto a
otra topografía, que será, más fiable sin duda, pero que tampoco detalla mucho
de la cavidad.
En Obenkún, en 1934 Domingo Fernández Medrano contempló restos
arqueológicos en superficie a los que había en parte cubierto una leve capa
estalagmítica. Estos restos arqueológicos fueron recogidos cuidadosamente y
depositados en el Laboratorio del Museo de Álava que él mismo dirigía en espera
de poder sumarlos a los que podrían darse a luz mediante una sistemática
excavación, que sin embargo, pareció ya muy difícil de realizar por las condiciones en las que se encuentra la cueva y el
yacimiento. Frente a esta imposibilidad de excavar el yacimiento, el Sr. Medrano
recorrió nuevamente la cueva en un deseo de que ninguno de los datos que podían
ser utilizados se perdiera para el futuro. Solamente aparecieron algunos huesos
sueltos dispersos por la cueva y oprimidos entre bloques (ver fotografía). Verosímilmente
una gran parte de la cueva ha servido de necrópolis aunque es posible que sólo
en forma pasajera y esporádica. Si los grandes bloques, entre los que hoy
todavía es posible observar trazas de huesos humanos, no han ocultado la
verdadera necrópolis es posible pensar que allí se han hecho enterramientos
aislados como ocurre en otras muchas cuevas del País Vasco. Existe algún rastro
de cenizas en otros puntos de la cueva pero en forma muy aislada. Lo mismo pasa
con el carbón. Pero fuera de la primera sala no se han hecho hallazgos
arqueológicos ni unidos a huesos humanos ni a cenizas. Solamente se exceptúa el
caso de la pequeña rampa que se abre a la izquierda de la Sala A en donde
aparecieron cenizas y unos fragmentos de barro manoseados.
Al ajuar que se describe a continuación, acompañaba un cráneo
infantil. No es posible pensar en un enterramiento único ya que los hallazgos,
aunque sueltos, de otros lugares de la cueva parecen decir lo contrario. Al
cráneo infantil y al ajuar que con él se encuentra, acompañan huesos de
animales aunque en corta proporción.
El
ajuar de Obenkún solamente tiene tres apartados: material de piedra (dos hachas de pizarra), material de hueso (un punzón de
hueso) y cerámica (adjunto imagen).
El material de Obenkún, por no poder excavarse, debe ser
forzosamente incompleto y puede fácilmente inducir a error, pero esto no impide
que se lo relacione con otros conjuntos funerarios en dólmenes o en cuevas.
Dentro del País Vasco, no tenemos una cueva que presente un
conjunto idéntico al de Obenkún. Las cuevas sepulcrales del País Vasco parecen
reflejar cada una un aspecto de una misma cultura de todo que se asemejan un
poco a un conglomerado de Taifas. De ahí que agrupar cuevas sepulcrales en
grupos homogéneos es una labor imposible en el actual estado de los
conocimientos. Todos los tipos de Obenkún los hallamos en otras cuevas.
La cronología de Obenkún es también un dato oscuro. Una posible
cronología o punto de referencia podría haber sido la estratigrafía del dolmen
de San Martín en Laguardia (Alava), pero los diferentes tipos de cerámica, que
constituyen el grueso del ajuar de Obenkún, no son conocidos en el dolmen. La
presencia de las hachas podría dar algún dato, de ese aspecto tardío que
presenta Obenkún.
(Los datos sobre la excavación son extractados de un estudio de
Juan María Apellániz Castroviejo)
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Entrada de Obekún. |
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Detalle de la entrada. |
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Acceso desde dentro. |
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Rayo de luz entrando en la primera sala. |
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Zarpazos en osera de la primera sala. |
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Resto óseo colmatado en la primera sala. |
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Zarpazos en pared sobre osera de la segunda sala. |
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Osera y zarpazos en la segunda sala. |
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Zarpazo. |
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Osera y zarpazos. |
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Formaciones en la segunda sala. |
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Bandera de camino a la tercera sala. |
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Formaciones en la tercera sala. |
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Osera y zarpazos en la tercera sala. |
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Tercera sala, formaciones. |
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Mi croquis. |
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Topografía adjunta al estudio de JM Apellaniz. |
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Cerámica encontrada en Obenkún. |
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