En el barrio
San Martín de Ataun se encuentra el desfiladero de Arrateta que sube hasta los
pastos de Aralar adentrándose en el llamado domo (falso domo) de Ataun. En esa “puerta”
natural, en su lado izquierdo, se encuentra la cima de Jentilbaratza, sobre la
cantera en desuso, y frente a ella la Sierra de Itaundieta, lugar de cuevas espléndidas
como Antonen kobea, Usategi o Arleune. El Jentilbaratza (huerta de los Jentiles) contiene los restos de
que fuera torre defensiva del reino de Navarra, espectacular atalaya excavada por José Miguel de Barandiarán desde 1916 con hallazgos prehistóricos
y posteriores a la Edad Media. Puntas de lanza, restos humanos y hasta un aniño
de oro fueron hallados en el lugar. Actualmente estos restos pueden
contemplarse en el Museo de San Telmo de San Sebastián.
Los restos de la fortaleza se encuentran sobre la cumbre cortada a pico en
todas sus vertientes salvo en la W. la cual contaba con una muralla hoy algo
deteriorada, esta edificación, data de la Edad Media y cuenta además con una
cisterna de la cima y dos cuevas bajo el torreón calizo orientadas
respectivamente al S.S.E. y la N. conformando así un fortín inexpugnable. La
cueva S.SE con sus peldaños labrados de acceso y su cámara de 15 m2 con
ventana al vacío, completan una imagen bélica del paraje incuestionable.
Documentación histórica sobre el lugar aparece por primera vez en la obra del
arzobispo D. Rodrigo Ximénez de Rada que en su obra De Rebus Hispaniae cita el
Castillo de Athavit (Athagun en el códice complutense) como una de las
fortalezas que se entregaron al Rey Alfonso VIII de Castilla el año 1200. De
ser cierto esto, según Pablo Gorosabel, la fortaleza podría datar del siglo IX.
De la publicación de Iñaki Sagredo: “Navarra
Los Castillos que defendieron el Reino” extraemos:
“Se trataba de un castillo típicamente roquero asentado en una peña inaccesible
con auténticas paredes de roca en todas sus vertientes y tres garitas dos de
las cuales estaban orientadas a Guipuzcoa (W.) y una hacia Navarra (E.). Dado
el tamaño reducido de la fortaleza, la guarnición era reducida, aproximadamente
de unos diez soldados. Según los documentos, en 1328 se reparan los muros por
haberse caído; 1334 se construyó una garita y se reparan las otras dos; 1.335
los de Lazcano toman en castillo; 1343 se reparan las garitas; 1346 se hacen
ocho canales de agua, etc… “.
Para acceder
a él, subiendo por la carretera nada más dejar la cantera a la izquierda sale una
carretera que indica Dostollo y posterior camino, a pocos metros a la
izquierda, que se adentra en un pinar y sube sin descanso, vertical, hasta un
corredor en el que hay una cuerda que ayuda y tallas en la piedra (de la época
del castillo es de suponer) hasta llegar a un pequeño collado, donde podemos
observar una de sus cuevas, y girar a la izquierda para subir definitivamente
al castillo. Preciosa subida. Para descender utilicé la vertiente contraria, que te deja en la
cantera. Las vistas desde lo alto son insuperables, dominan perfectamente los
pasos del valle teniendo al sur la sierra de Itaundieta , al este el circo
formado por Arastortzeko gaña (813 m), Intzartzu (811 m), Aizkoate (774 m) y la
propia Jentilbaratza (465 m) en la vertiente contraria del circo (S.), Agaotz
(974 m) y Leitzadi (921 m) y, por último, al W. sobre la margen izquierda del
rio Agauntza tenemos las cumbres de Dorrontsorogaña (773 m), Arantzazumendi
(783 m), Atxartiko gaña (744 m) y Andrelorriaga (725 m).
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Monte Jentibaratza (vista desde el lado contrario a la cantera). |
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Por el canal. |
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Boca de una de las cuevas. |
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Cisterna de la fortaleza. |
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Restos de muro.
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La otra cavidad, que asoma a la arista de la cantera. |
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Interior de esta segunda cavidad. |
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