Urtiaga 1 es un importante yacimiento arqueológico del que
entre otras cosas se sacaron a la luz el cráneo más antiguo encontrado en el
País Vasco. El propio Barandiarán protegió el hallazgo transitando con él por
las carreteras en plena guerra civil. Estaba convencido de que en sus manos
tenía el cráneo del eslabón perdido.
La cavidad es una de tantas que contiene la colina de
Salbatore o Zelaieta (Urtiaga 2, Zelaieta, Salbatore, Larrabiel, Surgencia Urtiaga …) con 13
metros de desnivel y 114 de desarrollo. Tiene un acceso principal y dos pequeñas simas que te descienden a su interior. Obviamente se encuentra cerrada a cal y canto.
Transcribo literalmente el informe de 1955 que detalla la
campaña de excavación de la cavidad realizado por Jesús Elosegui y Barandiarán:
En
el mes de julio de 1936 fué interrumpida la serie de campañas
de
exploración que desde el año 1928 estaban dedicando a esta
cueva
los señores Aranzadi y Barandiarán. Nueve campañas, cuyos
resultados
fueron publicados más tarde, en 1948, en la revista
“Eusko-Jakintza”.
El
importante yacimiento de Urtiaga no había quedado, sin
embargo,
agotado: tal vez lo más importante quedaba aún sin salir
a
la luz del día. Por eso el “Grupo Aranzadi” de la Real Sociedad
Vascongada
de Amigos del País pidió a la Excma. Diputación
de
Guipúzcoa que cerrara aquella cueva para impedir que
manos
inexpertas fueran a remover los tramos no excavados de
la
misma. Y nuestra corporación provincial la cerró. Así el yacimiento
estuvo
intacto hasta que, por acuerdo del citado “Grupo
Aranzadi”,
se encomendó la continuación de las excavaciones de
Urtiaga
a los autores de la presente Memoria.
La
reseña diaria de los trabajos de Urtiaga publicada por
Aranzadi
y Barandiarán, termina con estas palabras las últimas
impresiones
de su novena campaña:
“El
día 17 (julio de 1936) continuamos la excavación del tramo
10.
Los días siguientes coinciden con los primeros de la guerra
civil.
Delante de nosotros pasan numerosos guerreros con artefactos
y
máquinas mortíferas. A pesar de las difíciles circunstancias
del
momento, proseguimos nuestras labores de excavación
hasta
el día 23 de julio, en que alcanzamos la profundidad de tres
metros.
Con esto damos por terminada nuestra campaña de 1936
en
la cueva de Urtiaga”.
Diez
y ocho años más tarde, sólo uno de los que excavaran
Urtiaga
en aquella primera época de sus exploraciones (Barandiarán)
pudo
volver a Iciar para reanudar los trabajos en tanto
tiempo
interrumpidos. El Dr. Aranzadi, miembro honorario del
Consejo
de los Congresos Internacionales de las Ciencias Antropológicas
y
miembro Correspondiente del Archäologisches Institut
des
Deutsches Reiches“, que contribuyó poderosamente a encuadrar
los
estudios de las antigüedades vascas en la ciencia prehistórica
general,
murió en Barcelona el año 1945.
El
17 de octubre de 1954 subimos a Iciar, hospedándonos en la
Fonda
Salegui. Al día siguiente bajamos a Urtiaga, en compañía
del
obrero Cayetano Arginberri, quien nos debía ayudar en nuestras
labores
de excavación.
Sacamos
un croquis de la parte de la cueva contigua a las zonas
exploradas
durante la primera época. Junto a la pared señalamos,
mediante
un sistema de listones y cuerdas, la parcela de
terreno
2 m. X 1,80 (n.º 11 del croquis) que tratamos de excavar
en
esta campaña, marcando en la misma pared el punto de
origen
de las coordenadas, el cual queda a 50 cm. bajo el nivel cero
del
yacimiento situado en el punto de convergencia de las zonas
7,
8 y 9. Esto nos debía permitir determinar la situación de cada
hallazgo
en el yacimiento.
A
partir del nivel de base, vamos removiendo la tierra, a punta
de
raspador, por capas de un decímetro de espesor.
Descripción
de los niveles de excavación
Con
letras del alfabeto designamos los niveles, empezando por
el
más superficial. Helos aquí: a) Entre 0 m. y 0,10. Tierra floja que, en algunos
trozos está
parcialmente
petrificada por concreción calcárea.
Contiene
22 lapas y 13 magurios, algunos huesos de roedor, 2
caracoles
terrestres (caracolas de roca) y 2 fragmentos de vasija
de
barro.
b)
Entre 10 cm. y 20 cm. Tierra floja amarillenta. Lapas y
magurios
más abundantes que en el nivel superior, algunos caracoles
terrestres
(Helix nemoralis), trozos de carbon, una falange
humana
y una laminita de pedernal.
c)
Entre 20 cm. y 30 cm. Tierra oscura. Mariscos como en los
niveles
anteriores, pocos caracoles, varios huesos humanos (peroné,
3
falanges, axis y tarso, todos dispersos), 2 trozos de cerámica
basta
(un borde provisto de orificio) y algunas lascas de pedernal.
d)
Entre 30 cm. y 40 cm. Tierra floja oscura. Contiene 242 lapas,
77
magurios, 12 caracoles de roca, huesos humanos (trozo de
cráneo,
2 falanges y 1 diente), 1 fragmento de cerámica basta, varias
lascas
de pedernal, entre las cuales hay una lámina de borde
rebajado
(Fig. 1).
e)
Entre 40 cm. y 50 cm. Tierra oscura. Contiene 501 lapas,
113
magurios, 28 caracoles terrestres, 1 mojojón, varios huesos de
animales,
trozo de colmillo de jabalí, 2 fragmentos de cerámica
basta,
ocre y 10 piezas de pedernal, entre las que hay 1 lámina
simple
y otra retocada (Figs. 2 y 3).
f)
Entre 50 cm. y 60 cm. Tierra oscura que contiene 418 lapas,
111
magurios, 6 caracoles terrestres, varios huesos de animales
y
otros humanos (2 falanges, 2 calcáneos, 3 vértebras, 2 coxis,
trozo
de cráneo, 4 dientes y 1 premolar), trozos de vasija de barro
(un
borde) con relieve circular (Fig. 5) y 8 lascas de pedernal
entre
las cuales hay una punta retocada (Fig. 4).
g)
Entre 60 cm. y 65 cm. Tierra oscura que contiene 511 lapas,
114
magurios, varios huesos de animales y otros de hombre
(2
peronés, de los que uno mide 373 mm.; 2 falanges, 1 calcáneo, 2
dientes
y 3 muelas), varios trozos de cerámica negra, roja y roji-
negra,
de los que uno tiene dos pezones (Figs. 6 y 7) y 10 piezas
de
pedernal, entre los que hay una punta retocada (Fig. 8).
h)
Entre 65 Y 70 cm. Tierra oscura con 819 lapas, 193 magurios,
18
caracoles, una nassa (en vasc. maskor) y 1 mojojón, diversos
huesos
de animales y otros humanos (4 trozos de cráneo,
fémur,
4 falanges y 1 diente), 15 fragmentos de vasija de barro
negro
(Figs. 11, 12 y 13) y 19 piezas de pedernal informes, varios
trozos
de carbón, ocre y 1 canto rodado. i) Entre 70 y 80 cm.
Tierra oscura con 1.042
lapas, 265 magurios,
9
caracoles de roca, varios huesos de animales (muela de
fiera
y pezuña) y otros de hombre (clavícula, metatarso, 2 trozos
de
fémur, cabeza de radio, 3 trozos de cráneo y 5 dientes).
fragmentos
de vasija de barro (Fig. 14) de los que uno provisto
de
pezón (Fig. 15), otros con relieves (Fig. 16) y otro con revestimiento
estalagmítico
y 30 piezas de pedernal informes y uno retocado
(Fig.
17).
k)
Entre 80 y 90 cm. Tierra oscura con 969 lapas, 223 magurios,
11
caracoles, 2 mojojones, huesos y dientes de animales,
otros
de hombre (2 vértebras, 1 falange, trozos de cráneo y 6 incisivos),
trozos
de vasija de barro de masa roji-negra, de los que
uno
es base, otro tiene relieve en forma de tres pétalos, otro lo
tiene
prolongado como cordón (Figs. 18, 19 y 20), ocre, canto rodado,
pedernales
(17 lascas informes y 2 láminas) (Figs. 21 y 22).
Debajo
del nivel k, en una gran parte de la zona excavada
hay
formación estalagmítica que respetamos para continuar primero
la
remoción de la restante parte y más tarde la de los niveles
inferiores.
1)
Entre 90 cm. y 1 m. Tierra amarillenta con 984 lapas, 193
magurios,
12 caracoles de roca, varios fragmentos de huesos de
animales,
entre los cuales los hay de ciervo y de jabalí; otros de
hombre
(uno de cráneo y 1 falange), ocre, 3 cantos rodados, 1 cazoleta
de
piedra, 3 trozos de cerámica basta (uno con relieves y
depresiones
circulares (Fig. 29), puntas de pedernal retocadas
(Figs.
23, 25, 26 y 28), microlito de borde rebajado (Fig. 24), raspador
(Fig.
27) y huesos quemados.
m)
Entre 1 m. y 1,10. Tierra rojiza con 96 lapas, 22 magurios,
6
caracoles, una nassa, varios huesos de animales (astrágalo, pezuña,
falange),
trozo de carbón, bolas de tierra quemada de color
rojo
de un lado y negro del otro, canto rodado, 8 piezas de
pedernal
informes y 1 lapa perforada.
n)
Entre 1,10 y 1,20. Tierra amarillenta con 68 lapas, 2 magurios,
8
caracoles de peña, varios fragmentos de huesos de animales
(uno
recubierto de concreción estalagmítica), canto rodado,
placa
de piedra arenisca y 12 piezas de pedernal (microburil figura
30,
buril retocado Fig. 31 y una lámina Fig. 32).
o)
Entre 1,20 y 1,30. Tierra amarillenta con 37 lapas, 3 magurios,
5
caracoles, varios huesos de animales (muela de herbívoro),
un
trozo de cráneo humano, 31 trozos de ocre y 48 piezas de
pedernal,
entre las cuales hay una lámina (Fig. 33) y 2 puntas de
borde
rebajado (Figs, 34 y 35). EPILOGO
Sólo
parcialmente ha sido explorada durante esta campaña la
zona
11.ª de Urtiaga. Hemos alcanzado la profundidad de 1,60 metros
(de
2,10 m. con respecto al nivel cero del yacimiento), llegando
apenas
al nivel de la Littorina littorea. Dos capas estalagmíticas,
paralelas
entre sí, no horizontales, y con tierras fértiles
entre
ambas y por debajo, nos han obligado a ser lentos en nuestra
labor.
La tierra comprendida entre las dos formaciones calcáreas
contiene
restos óseos y arqueológicos caracterizados por la
presencia
de cerámica, a diferencia de los situados por debajo de
la
formación inferior en los que falta este elemento.
Restos
humanos los hay en los niveles superiores aquí como en
las
demás zonas exploradas en campañas anteriores. El hallazgo
de
un fragmento de cráneo humano a 1,30 m. de profundidad (1,80
metros
bajo el nivel cero del yacimiento) contribuye a disipar
nuestras
dudas con respecto a la situación del cráneo de 1936 extraído
de
un nivel aparentemente magdaleniense. La dispersión
de
tales restos nos confirma en la presunción de que los cadáveres
no
eran enterrados, sino colocados en la superficie del suelo
de
la caverna, práctica que debió de durar desde las postrimerías
del
Paleolítico hasta la época del bronce, según nos lo sugieren
los
hallazgos anteriores de esta misma cueva y los de Istúritz, de
Jentiletxeeta
y de otros yacimientos.
Por
el inventario de los objetos hallados en los niveles excavados
de
esta zona, se ve que aquí el yacimiento no se ofrece tan
rico
en material arqueológico como en otras partes de la cueva.
Comunicaciones
recibidas 79
Esto
confirma lo que ya se venía observando en las campañas
precedentes,
a saber, que el material de las épocas más recientes
es
menos abundante según se va alejando del vestíbulo. Los niveles
inferiores,
que deben contener restos paleolíticos, podrán contribuir
a
resolver los problemas que quedaron planteados por las
exploraciones
precedentes
23
de febrero de 1955.
Entrada de la cavidad. |
Interior. |
Una de las simas. |
La otra. |
Croquis del estudio de Barandiarán y Elósegi. |
El cráneo. |
Desde dentro. |
Acceso en sima desde dentro |
Zona excavación. |
Huesos. |
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