A pie de un acantilado del municipio de Cudillero, al que se accede tras un paseo de diez minutos y bajar 202 escalones (desde Santa Marina), se extiende la playa de Gueirúa. Sin duda la más expectacular de las que he visitado en Asturias. Una pequeña regata cae sobre las piedras de una de sus zonas (la otra es arenal) diluyendose en un mar cantábrico sobre el que despuntan afilados estratos de roca pizarra como dientes desafiantes, que le dan al paraje un aspecto de lugar mágico e inquietante. Es por ello por lo que los lugareños dicen que ahí es donde viven las sirenas.
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