Cerca del pueblo de Espoz, pequeña población que corona el valle de Arce, y cercana a las peñas de Ukua, se encuentra la hermosa cavidad de Auzamendi. Al menos así la denominan los lugareños, por encontrarse exactamente allí, y no Biorreta, que es la toponimia del cercano collado y la pequeña cuenca del regato de mismo nombre, que se encuentran bajo Biorreta. Por eso existe la pequeña confusión de si pueden o no tratarse de cavidades diferentes o, son la misma. Salvo error por mi parte, considero son las mismas. Una prospección por Biorreta no dio lugar a ningún agujero destacable. Pero el catálogo Navarro habla de Biorreta (obviando Auzamendi) y una descripción de Julio Altadil, publicada en 1915, sobre las cuevas de Artzibar, describe la misma como “la menor de ellas (cuevas de la zona); en planta pudiera asemejarse a la figura de una sartén, toda vez que comienza en una galería relativamente angosta, cuya longitud es algo más de la mitad de la total, unos 30 metros, y termina en una amplio círculo de unos 12 metros”, descripción no muy acertada pero entendible teniendo en cuenta los medios de iluminación de la época, que sin duda marca la percepción del visitante. Más adelante la describe en sus formaciones y, con todo ello, puede concluirse, que esta Biorreta es Auzamendi.
La cavidad, no muy grande, es bonita y muy sencilla de recorrer. Poco visitada, por donde está ubicada y por qué normalmente su acceso está oculto tras un denso bojal. Hoy día, alguien se ha preocupado por limpiar el acceso y marcar el camino hasta la misma. También se observa en su interior, delicados signos de una reciente topografía. Diminutas manchas de puntos de estación blancos, en tipex que desaparecen al tiempo, realizados sin duda por algún grupo espeleologico sensible y cuidadoso: presumo que Satorrak (nosotros tratamos de siquiera marcar los puntos, pero hay quien destroza las cavidades poniendo enormes números y visibles marcas). La cavidad está repleta de formaciones, sobre todo estalagmitas, grises y negras con las puntas blanquecinas, que ofrecen un espectáculo visual de gran belleza y que permanece, afortunadamente, intacto a las visitas que recibe.
(Topografía y fotos de Sabino e Imanol) |
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