Muy cerca a Besabi en la falda del
monte Adarra y el Pardaki, a escasos trescientos metros, justo detrás
del caserío Marizulo o Maitzulo, en el barrio Goiburu de Urnieta, nace una
pequeña cuenca y se encuentra la cueva de Marizulo (agujero de
Mari). Cueva de escaso desarrollo (25 metros en total con 5 de
desnivel acumulado) y varias bocas, conectándose unas con otras.
Frente a ella una regata que se oculta rápidamente en un profundo
sumidero a sus pies (señalado con flecha roja en las fotos). Fue
descubierto su interés arqueológico en 1961 por M. Laborde
practicándose una cata por J.M. Merino. Se excavo de 1962 a 1967
encontrándose una inhumación individual y otra colectiva.
La
sepultura individual hallada en el nivel inferior de la excavación y
en la zona interior de la caverna consistía en el esqueleto e un
individuo unos 25 años de edad, en posición plegada, asociado, al
parecer, a los huesos de un perro y un cordero, rodeado de tres
grandes piedras que cerraban la sepultura excepto por el este,
orientación a la que miraba el mismo, de la época neolítica (única
conocida fuera de un sepulcro en dolmen en todo el cantábrico). Los
restantes huesos humanos, que aparecen dispersos y revueltos, del
mismo nivel, son de dos adultos, un juvenil y un infantil, también
encontrados en la parte interior de la cueva. Se recuperaron también,
piezas de sílex, punzones, herramientas de hueso, trozos de cerámica, varias cuentas de piedra y diversos moluscos marinos (como
conchas de mejillón que aún aparecen por el suelo).
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Caserío Marizulo |
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Indicado con la flecha el sumidero donde se oculta la regata |
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